The Legal Impacts of COVID-19 in the Travel, Tourism and Hospitality Industry

418 LEGAL IMPACTS OF COVID-19 IN THE TOURISM INDUSTRY 3.3. Las agencias online En el caso de Argentina, tenemos agencias que constituidas conforme a derecho que tienen como único (o principal) canal de ventas su portal online. Allí, el pasajero ha pasado por algunas vicisitudes al intentar hablar con una persona física para que lo escuche y le resuelva su problema. Muchas ni siquiera tienen, en la página, un teléfono donde efectuar un reclamo. Aquellos que quedaron varados debieron llenar formularios o mandar correos electrónicos, que tardaron, muchas veces días, en ser procesados y contestados. Otros, aún esperan una respuesta. Nuevamente, estamos frente a establecimientos que reducen sus costos al trabajar con una estructura mínima para el volumen de contratos que celebran. Al igual que con las plataformas, este esqueleto reducido se vio desbordado por el efecto del COVID-19. Si revisamos la jurisprudencia nacional, la falta de respuesta ante los reclamos de estas agencias no es nueva, pero el virus de 2020 ha puesto de resalto esta carencia. Sin embargo, a diferencia de quienes contrataron con una plataforma (sin domicilio geográfico conocido o, en el mejor de los casos, con una dirección en un país convenientemente elegido como sede principal de sus negocios), el turista que lo hizo a través de una agencia local establecida conforme las disposiciones de derecho argentino tiene algunas ventajas: a) Tiene a quien reclamar en el país; b) Su contrato se rige por el derecho de nuestro país; c) No tendrá costosas diligencias en el extranjero a su cargo. 4. EL DERECHO ARGENTINO Y LA FUERZA MAYOR Si bien puede parecerle injusto a los pasajeros, hay que reconocer que estamos frente a un supuesto de fuerza mayor, no imputable a ninguna de las partes. Si tomamos en cuenta que la mayoría de los especialistas refiere como situación parecida la Gripe española de 1918, hay que asumir que una circunstancia similar ocurrió solo hace 100 años. Así las cosas, parece ilógico que nadie (ni el prestador ni el turista) haya podido prever, ni mucho menos evitar, las consecuencias negativas de la crisis sanitaria. ¿Qué hacer entonces? ¿Dejamos que los pasajeros pierdan su dinero por los

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