CONTRATOS TURÍSTICOS ELECTRÓNICOS Y COVID-19 417 desleal) y serios conflictos con la comunidad (problemas de vecindad) que ayer se centraban en ruidos molestos y, hoy por hoy, en focos de posible diseminación de virus por presencia no controlada de turistas extranjeros. Lo narrado, más allá de los incumplimientos a las obligaciones tributarias, normas de salubridad, etc.; 2) Problemas para los usuarios: las ventajas económicas que el uso de estas plataformas tiene para el viajero son directamente proporcionales a la falta de respuesta cuando hay un inconveniente. Muchos pasajeros se encontraron con una respuesta automática o con páginas no adaptadas a las situaciones de pandemia. No tenían a quien consultar (personas físicas que pudieran dar verdadera respuesta y contención), ya sea un pasajero varado o que debió hacer “cuarentena” al llegar a un lugar determinado, o que fue expulsado por los vecinos que lo veían como foco de contagio. A diferencia de los alojados en establecimientos formales, estos viajeros sufrieron enorme desconcierto. En primer lugar, las plataformas no están preparadas (ni tienen personal suficiente) para dar respuesta masiva. En segundo lugar, intentaron por todos los medios evadir su responsabilidad – como hacen casi de manera habitual –, redirigiendo el reclamo al prestador directo cuando este, a su vez, remitía al usuario a canalizar el reclamo por la plataforma. En otras palabras, los problemas existían y hace tiempo que los venimos marcando, pero el COVID-19 los sacó a superficie por la cantidad de pasajeros afectados. Actualmente, hay muchos que aún no han tenido solución y quizás se vean obligados a reclamos judiciales, con las dificultades citadas en el acápite anterior. 3.2. Las contrataciones directas por la web Con la idea de que la agencia puede encarecer los costos del viaje, muchos turistas se han lanzado a la contratación online directa. Dicho de otro modo, las redes e Internet han favorecido los canales de venta de los prestadores turísticos, evitando toda intermediación. Sin embargo, ello ha mostrado, en los viajes internacionales, también una contracara (patente en las actuales condiciones). Los reclamos no atendidos y que deban judicializarse encontrarán una dificultad adicional: los costos de demandar a un extranjero. El diligenciamiento de exhortos, traducciones y la eventual ejecución en el exterior son cuestiones no previstos por quien se lanzó a comprar un servicio en otro país por su cuenta.
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